Esguince Cervical

¿Qué es un Esguince Cervical?

Es el traumatismo al que es sometido la columna cervical con la cabeza como carga que soporta permanentemente el cuello en relación a un impacto, habitualmente por detrás y que generalmente se relaciona con un accidente de tráfico por alcance.

¿Cuáles son sus causas?

El movimiento que sufre el cuello asemeja el movimiento de la punta de un látigo.

Por eso se le llama latigazo cervical (termino con connotación negativa para el paciente, porque lo percibe como algo malo).

Al golpear el coche por alcance, el tronco se desplaza hacia delante empujado por el asiento y el reposacabezas, en la siguiente fase la cabeza, que pesa bastante, ejerce presión sobre la columna cervical. En la 3º fase hay un ligero movimiento en flexión de la columna cervical y en la siguiente, movimiento de extensión (Fig 1).

Este movimiento puede sufrir diferentes variaciones en intensidad en una u otra fase, influyendo también la posición de la cabeza en el momento del impacto, la altura y forma del reposacabezas y el asiento etc.

Fig 1

La gravedad de la lesión, viene determinada por la velocidad del impacto del vehiculo de atrás  detrás y si el coche golpeado está parado o en marcha, en definitiva depende de la energía del impacto.

¿Cuáles son los síntomas?

En la mayoría de casos produce sintomatología banal, leve, y en ocasiones aparece no en el momento del accidente si no a las horas del accidente después de superar la tensión del traumatismo. El dolor va cediendo progresivamente y se acompaña de  sensación de mareo, zumbidos en los oídos, dolores en columna dorsal, contractura muscular...  a veces resulta difícil buscar una causa clave que la produzca por lo abigarrado de la clínica. En algunos casos los síntomas se mantienen en el tiempo y se cronifican.

¿Cómo se diagnostica?

Tras un accidente de tráfico, se realiza una valoración inicial habitualmente en medio hospitalario en el que es importante una anamnesis, una exploración física minuciosa y radiografía simple de columna cervical. que nos descartará lesiones importantes como fracturas, subluxaciones, aumento de partes blandas etc.  En la mayoría de casos observaremos una rectificación de la columna cervical (lordosis fisiológica).

Hay casos complejos, con sintomatología neurológica desde el inicio o con dolor que no mejora y se cronifica en el tiempo en los que habrá que estudiar más a fondo a estos pacientes y completar el estudio inicial con otras pruebas de imagen como la Resonancia Magnética, e incluso radiografías dinámicas en flexo-extensión que ayuda a detectar movimientos anómalos de las articulaciones, que puedan explicar el problema, inestabilidades que no se ven en pruebas estáticas.

La Resonancia Magnética muchas veces proporciona información en relación con discopatías etc que previamente podría incluso ser asintomática y que no tienen relevancia clínica.

¿Cómo se trata?

Fig 2

Tras descartar patología urgente, se instaura un tratamiento conservador que consiste en antiinflamatorios, analgésicos, relajantes musculares en ocasiones y collarín blando (Fig 2). El uso de collarín blando está muy discutido, solo se recomienda si es por un periodo corto de tiempo para evitar rigideces cervicales, ya que al paciente le da cierto confort, sensación de protección y alivio de los síntomas.

No hay un protocolo estandarizado para el tratamiento de un esguince cervical.

A las 2 semanas, se comenzaría a retirar medicación y collarín, con lo cual es necesario una nueva valoración del paciente y sopesar si precisa nuevas pruebas o terapias alternativas para solucionar su problema.

Si el reposo inicial, el tratamiento conservador no ha sido efectivo se puede plantear técnicas fisioterápicas que pueden aliviar la sintomatología, ejercicios, electroterapia, masajes...ayuda a disminuir el dolor y la rigidez y para muchos pacientes sería suficiente.

Fig 3

Una opción a tener en cuenta si los estudios de imagen normales, sin patología concreta traumática, se pueden plantear terapias semiinvasivas como infiltraciones facetarias o rizólisis (Fig 3).

La cirugía se reserva para determinadas ocasiones, cuando el esguince es grave, con alteración neurológica por lesión medular o radicular o con dolor que no cede tras haber agotado todos los tratamientos conservadores y siempre teniendo en cuenta que la dificultad de un diagnóstico concreto lo cual interfiere en las probabilidades de éxito de la misma.